Para todos es conocido lo que significa “el tenis argentino” y muchos me preguntan…
¿Por que?
Pues, como en todo influyen múltiples razones. Por ejemplo, el desarrollo del ferrocarril en argentina, ayudó a desarrollar en cada pequeña estación donde paraba el ferrocarril un pequeño pueblo. En él, el que había construido aquel tramo y convertido en “Jefe de estación” (generalmente de origen inglés), se convertía en una persona importante e influyente entre su población y generalmente estaba entre los fundadores del club de tenis.
También puede hablarse de la gran explosión del tenis en la época de Vilas, que en el año ’77 logró 15 títulos (2 Grand Slam), lo que provocó que los dos periódicos más importantes de la época coincidieran 40 lunes (de los 52 del año) con portadas con noticias del más grande tenista de la historia de Argentina. Quince (15) años más tarde vino la explosión de Gaby Sabatini, una niña bonita, con un juego elegante y de gran calidad técnica, una fuerza y dedicación que la llevaron a ganar el Masters y el US Open, estando a 2 puntos de llegar al # 1 en la final de Wimbledon.
Pero sin dudas, entre las razones que más influyeron y proporcionan dimensión al tenis argentino, es la gran cantidad de buenos ex jugadores que continúan entrenando a las siguientes generaciones más jóvenes. Hoy Juan Ignacio Chela, Leonardo Olguín, Andrés Schneider, Carlos Berlocq, Mariano Hood, Miguel Pastura, Alejandro Fabbri, Walter Grinovero, Andrés de la Torre, José “chucho” Acasuso, Kevin Konfederak trabajan con los mejores jugadores argentinos.
Pero es muy llamativa la impresionante producción de entrenadores argentinos que trabajan con jugadores de otras banderas y de alto nivel. Sin ir más lejos, en el último abierto mexicano en Acapulco, hubo ocho (8) jugadores de otras nacionalidades entrenados por argentinos en el cuadro principal y cuatro (4) más en la clasificación. Pero también había más jugadores no argentinos en el ATP 500 de Dubai y en el 250 de Santiago entrenados por argentinos.
La situación del país quizás… la prevalencia del dólar frente al peso… la falta de reconocimiento… no lo sé… solo suposiciones. Lo único que es cierto, es que el tenis argentino también sufre hoy de la fuga de cerebros.
Antonio Cordonnier