Facebook me recordó que hace 4 años, durante el Challenger de Barranquilla, había escrito lo siguiente:
“Mucha gente, muuucha, como en la final de cada año, pero era octavos de final. Falla vs Giraldo en el estadio del country a las 6 PM. El horario, la ocasión y los protagonistas ameritaban tanta asistencia.
El partido fue para Giraldo, duro, peleado, con quiebres sucesivos, 75 el tercero. Alegría para uno y desconsuelo para el otro.
Pero lo más lindo se vio después.
Falla salió del estadio mirando al suelo sin saludar, no sé para dónde.
Alguien del ambiente (¡muy del ambiente!), en respuesta a mi "qué difícil jugar el dobles después de perder semejante partido!" me dijo: "no creo que juegue el dobles".
El público se fue. Creerían lo mismo que mi amigo. Llame a alguien y me dijo; no va a jugar, ¿sabes lo que es perder ese Match y jugarte un dobles ahora?
La cancha se preparó, eran las 8:50 de la noche y Struvay (su compañero) calentaba, los rivales también. De pronto entraron los jueces y veinte minutos pasada las 9 apareció cambiado, con una nueva vincha limpia, eso sí, mirando el piso, aún serio, no me dio ni para saludarlo, no me animé.
¿Saben qué…?
¡Alejandro Falla hoy ganó! Le ganó a los rivales, al público que se fue, a mi amigo que creía que no jugaría y a mí, que después de dudar mucho me quedé a verlo en el dobles y no debería haber ni dudado quedarme”.
¡QUE GRANDE FALLITA!
