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  • Foto del escritorAntonio Cordonnier

Algo parecido a una elegía…

Cuesta acostumbrarse, cuesta tener el valor para escribir cuando personas como William “Pato” Álvarez desaparecen de éste universo. Por eso, dejar el tiempo pasar nos acerca a sentimientos más reales, sensatos, discretos…

Lo que es cierto, que EL TENIS como sujeto no sería lo mismo si él no hubiera pasado por aquí, ya que los entrenadores no seríamos lo mismo, el tenis español no sería lo mismo, y la enseñanza y entrenamiento de este deporte no serían lo mismo.

Conocí al Pato hace treinta años aproximadamente, aunque me enteré que era colombiano hace 19 cuando llegué a Colombia y la gente del tenis me hablaba de William Álvarez. Suponía que era español. No conocía su historia.

Pase horas mirando sus entrenamientos en el Buenos Aires Lawn Tenis durante el ATP de Bs As, con Emilio Sánchez Vicario, su hermano Javier y otros españoles que viajaban en combo. Recuerdo a Porta, Avendaño y otros entrenadores mirando sus entrenamientos con Emilio y replicándolos con sus jugadores, Moya, Arrese, Carlos Costa, Corretja, Roig, los Clavet, Albert Costa, Berasategui, Carbonell, Mantilla, Alonso… Seguramente en todos el Pato tuvo gran influencia, como jugadores y como entrenadores.

No imagino a Jordi Vilaró, a Gabriel Urpi, a Francis Roig, a Joffre Porta, a Avendaño, sin la influencia del Pato. Todos ellos tienen mucho que ver con el gran tenis de España de los últimos 25 años, con sus Copas Davis, sus figuras como Nadal, sus más de 100 títulos ATP de los otros jugadores fuera de Nadal, etc.

Cuento con el orgullo de haber hecho mucha fuerza para traerlo a Barranquilla y tengo la tranquilidad en el alma de haberles hecho conocer a muchos entrenadores, un poco de todo lo que yo vi del Pato en las canchas.

Quiero por último compartirles un artículo que escribí aquella vez en Barranquilla, cuando fuimos a buscar al aeropuerto a William junto a mi amiga Elsie de Fuenmayor.



Un viaje de 8 dólares…


Subimos al taxi y en 20 minutos me dijo que tenía 72 años, que había ganado 14 torneos ATP, que había sacado 30 jugadores españoles top 100 y que Emilio Sánchez y Sergio Casal habían ganado más de 40 títulos en dobles.

Ya todo lo sabía. Pero al verlo en persona y escucharlo todo junto lo hacía más grande.

Lo que no sabía, y lo hacía aún mas grande, era que ya dejo 2 veces a Murray y que “me anda buscando de nuevo, porque uno le crea dependencia…", que le había dicho que no a Sampras y a Boris Becker, porque eran personas que no se dejaban manejar, “esos jugadores necesitan un amigo y yo no soy amigo de nadie, yo soy entrenador”.

Antes de llegar al primer semáforo, mientras hablábamos de la vagancia de algunos jugadores dijo “para ganar un partido de 2 sets hay que ganar 60 pts y Feliciano López gana 20 de saque, 20 errores no forzados que comete el rival y los otros 20 los tiene que ganar jugando bien”. Otra: “Los jugadores tienen 12 jugadas que pueden hacer de acuerdo a su patrón de juego y todas las hacen bien, el secreto esta en administrar esas jugadas”.

Sin parar dijo que los campeones deben ser flacos y altos, que los buenos jugadores deben trabajar para ser campeones y los malos serán malos siempre, (ya el taxista lo miró mal) y que quería saludar a Ricardo Acevedo para invitarlo a comer porque “cuando yo tenía 17 años no tenía un centavo y en un torneo en Cali me invitó a comer, él fue la primera persona que me invito a comer a un restaurante y ahora que tengo 30 millones me quiero dar el gusto", (el taxista se sorprendió pero entendió). Continuó con que “los Sánchez Vicario no son mis amigos, ¡¡son mis hijos!!, los agarre pobres y los hice multimillonarios”, que en Colombia no hay torneos para progresar, que el que quiera ser campeón debe salir, que juega 4 horas al día con algunos de los chicos que entrena (por ejemplo Fraile 110 atp), que necesitaba un chico que jugara bien para las conferencias, pero no le sirvió ninguno de los que le di y encontró solo uno de 270 entrenadores que cumpliera con las condiciones requeridas, que el tenis de primer nivel se juega solo cuando se saca, cuando se devuelve se hace lo que se puede.

Hay Dios, no haber tenido un grabador, esto es solo lo que recuerdo de esos 20 minutos en un taxi con William Pato Álvarez y el viaje… solo costo 8 dólares.


Antonio Cordonnier


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